jueves, 28 de febrero de 2008

Infancia dulce

"Pan, pan, pan. Trocitos de pan... laralaralá..."
"¿Qué haces con el bocadillo? ¿No ves como lo estás poniendo todo perdido de migas?"
"Luego recojo todas las amigas, ¿Vale?"
"Aixxx, no son amigas, son migas de pan."
"Las amigas del pan"
"No, migas del pan, MI-GAS, MI-GAS."
"A-MI-GAS, mamá, A-MI-GAS."
"Ya sabes que las amigas son las otras niñas que van contigo, el pan no puede tener amigas. Esto son MIGAS."
"No mamá, son las AMIGAS del pan. ¿No ves que siempre van juntos? El pan y sus AMIGAS."

lunes, 25 de febrero de 2008

Hikikomori

Las 11 de la mañana de un sábado. "Hola cariño. Hoy he venido puntual, ¿eh? Vamos a salir a dar una vuelta, vamos hasta las Ramblas, va." Tiene la cara pálida, los ojos hinchados por el sueño, envueltos de una ojera morada.
"Vale, vamos a salir un poco." Se pone la bata encima del traje con la corbata que llevaba puesto, se asoma para ver que no haya nadie fuera de las fronteras de su espacio y cruza hasta la cocina. Lo sigo, esperanzada. Coge dos platos, los llena de macarrones fríos y emprende la vuelta.
"Biel, no vuelvas. Vamos a comérnoslo en el comedor, venga, va. Y después salimos."
No hay manera. Me espera en el quicio de su puerta con cara de impaciencia, casi con ira. ¿Quién sabe lo que es capaz de hacerse ahí dentro? La puerta se cierra tras de mí, con llave, como siempre.
Toc-toc-toc. "Biel, he oído la puerta, sé que estás despierto. Sal, quiero que hablemos." "Acabo de salir, no me hagas volver a abrir la puerta. Estoy con Ana" Toc-toc-toc. "Biel, creo que si la persona que tienes al lado te quisiera un poquito, no estarías así." Y, después de la bomba de efecto retardado, los pasos se alejan por el camino.
Me hizo sentarme en la cama, con el plato en las rodillas y pretendía que comiera así, un sábado a las 11 de la mañana. "Biel, cariño, creo que es mejor que me marche. Mi hermana estará esperándome." Me mira iracundo otra vez. Deja su plato encima de una columna de papeles ordenada por las motas de polvo que fueron cayendo. "Si hombre, me has hecho salir, te he puesto los macarrones que ha cocinado mi madre y ahora ¿pretendes que vuelva a abrir la puerta para que te marches? Pues entonces, para qué has venido?"
"Para qué va a ser? Me da miedo que te hagas algo aquí dentro, que necesites hablar con alguien de algo que no has entendido y que estés solo sacando conclusiones de un mundo que no exista y te estés creando. Nadie espera nada de ti que no puedas dar, ¿sabes? Lo que tú decidas hacer con tu vida es solo cosa tuya y no tienes que cumplir las espectativas de nadie." Mira a su plato, pensativo. "Pues ahora no se va a volver a abrir la puerta." Termina de comer, enciende el ordenador y se pone a jugar al Half life.
Al cabo de dos horas de jugar, sin contestar a mis frases, más bien súplicas, ni a mis lágrimas, se levanta y se acerca a la puerta. Mientras gira la llave en la cerradura me dice: "¿Sabes una cosa? No se puede ir a casa de los demás a poner tus normas. Y esto es lo último que voy a decirte".

viernes, 22 de febrero de 2008

Islam

Descanso en tu piel tatuada de arena, como sobre la primera duna después de un oasis de agua clara. Cada palabra que me susurras es el viento que mece las palmeras y hace caer el dátil más dulce que me das con un beso. Estoy en el paraíso.
"Tengo que hablar contigo. Es algo importante." Viento moderado, granitos de arena se levantan del suelo y se posan sobre tu piel. Te los quito de encima con una leve caricia y vuelvo a apoyarme en esa duna que se mueve al ritmo que respiras. "¿Y de qué se trata?"
"Me quiero convertir al Islam." Ojos negro azabache, como las noches de estrellas que guían las travesías de tu caravana por las sendas que el agua subterránea marca de oasis a oasis. Ojos decididos y firmes que me atraen como un imán hacia el paraíso más maravilloso. "Pues yo creía que ya lo eras."
"Te quiero."

miércoles, 20 de febrero de 2008

Mala y atormentada

El dia se me está haciendo pesado y largo... La ida al trabajo ha sido la peor de toda mi vida: he tenido que esperar 3 ascensores para coger el que me llevaba a la superfície al salir de los ffcc. Y mientras, la sala de espera llena de gente apretando, empujando, oliendo mal (como yo lo estaré el jueves), sufriendo, los cargos intermedios de mi empresa por ahí mirando de reojo, toda la masa de personas haciendo lo mismo, pensando en el dinero suficiente para vete a saber qué. ¿Qué puede merecer tanto la pena como para motivar a eso? ¿Y qué hago yo en medio, como un cuerpo apretador y apretado más? Llevo ya 7 días trabajando y me quedan 2 más... DINERO

Y mientras, intenta repasar aquellos maravillosos cursos de citología e histología en que sacaste un excelente en el año 2001, organízate para encontrar algún niño que te cambie el horario que necesitas porque le apetezca ver su serie preferida cuándo tú tienes las únicas horas libres de la semana (porque como no encuentres a alguien vas a perder los 200 € de alguna asignatura que ya el cuarto día de clase estás condenada a suspender por no poder asistir a prácticas), valora las opciones del nuevo programa de telefonía que te permite ahorrar, coge el teléfono, que lleva ya tres tonos, calidad del producto que se oferta ante todo; peléate con la administración para conseguir un informe de vida laboral para poder solicitar una ayuda pecuniaria a la vivienda que se reducirá a la mitad de lo pactado por compartir gastos y titularidad del contrato; pide visita al medico para que mire las migrañas y, según la agenda, el viernes llama al abogado para renovar la inscripcion de embargo para conseguir recuperar esa herencia que te quitaron para darte tu merecido por ser una mala mujer. Para arrastrarte a mendigar hasta arrepentirte de no prepararle la cena a tu padre ni plancharle las camisas, o de no cuidar a tu abuelo, puta, más que puta.

Y luego, muestra satisfacción y gratitud. Porque no estás mendigando ni prostituyéndote, sinó apretujada en el tren a hora punta, y porque tu trabajo te permite tomarte tanto tiempo que puedes escribir un mail de 300 palabras y repasar a intérvalos y medio escondida esas asignaturas maravillosas. Porque tienes contrato de alquiler por fin, con el que solicitar ayudas. Porque naciste con cara bonita y voz agradable, que junto con modales inteligentes y un régimen alimentario correcto te abren puertas al maravilloso mundo del deseo carnal y del amor entremezclados a veces desenfrenado, a veces reprimido. Porque tu cerebro llega a darse cuenta que tienes suficiente comida, más que en áfrica, para administrarla en forma de régimen conservador de la figura corporal. Y gracias por tener ropa para poder lucir la forma física en la sala de espera de los ascensores, apretujada, arrugada la tela. Gracias por no tener que planchar esa ropa.

Y al terminar el día, antes de dormir, llámala. La Família tiene que saber de ti. Llama a esa mujer, resucitada después de perder un riñón porque nadie tuvo tiempo de llevarla al hospital cuando la infección de orina. Piel arrugada, ojos cansados, en ese centro de reposo con gente de su edad. Cuidada por las monjas que vigilan su orina, en un centro social en que recupera el tiempo perdido en salas de espera mientras su piel era tersa.

Es entonces cuando escucho por fin las palabras mágicas. "Yo te comprendo" ¿Perdón? "Que yo te comprendo hija, no me tienes que decir nada" ¿Dónde están los árboles que me prometiste, yaya? ¿Y nuestra música gitana? ¿Cómo puedes comprender todas estas cosas que no existían cuando pertenecías a este sistema? Tengo ganas de llorar. Lloro con rabia en mi cama. Lloro hasta que me caigo de sueño en mi trocito de colchón. Y duermo agotada, como un bebé. Bebé que no tendré porque no quiero que sea apretado ni que venga otro más a apretar. Mala mujer.