martes, 30 de junio de 2009

Rebota, rebota y en tu culo explota

Lo más sorprendente hasta el momento de este mercado, es esa pequeña y huesuda mujer que me dice que es del barrio, que me la envía el de la plaza Mossén Clapés por pesada seguramente. La empuja a que le venda yo. La cara de ratilla me suena, es cierto. Es una segundona del barrio que lleva a su hijo a los Salesianos para aparentar. Es de la derecha proletaria, algo incomprensible que se dá en los ambientes incultos. Y sí, ahora la recuerdo en su entorno: rodeada de revistas y de chucherías, en un pozo oscuro que era su papelería en los bajos de un edificio sin balcones, siempre leyendo como una ratilla, siempre riñendo a los hombres que entraban a ojear las revistas porno y a los niños que robábamos moras y nubes. Pues con esa misma cara de rata me saca a borbotones información sobre mi vida delante de todos: que si mi madre se murió, que qué se sabe de mi padre, que si en mi casa ahora han construido cuatro pisos y los venden por separadado a sus amigos, porque deben de ser ricos sus amigos, no como yo que después de haber tenido tanto ahora soy pescatera (o eso cree, la inocente), y veo como en el fondo la mierda de rata esa disfruta de sacar y sacar basura de los demás para tapar la suya propia. Pues tanto que se las dá de rica y de pudiente, venga a meterle más salmón del más caro por los ojos delante de todos, y caviar, y ballena como su madre, y bacalao seco como ella... y se ha visto obligada a gastarse tanto tanto dinero para aguantar su propia fantasmada que se ha ido con la cara más roja que las huevas del salmón.

domingo, 28 de junio de 2009

En familia

En el culo del mundo, a punto de pisar el máximo ángulo de curvatura de la tierra, entre salmones, fiordos, sol de medianoche, hielo, frío, taiga... En medio de todo esto existe un mercado. Es como en la época medieval. Está lleno de vikingos rubios e inmensos que hacen el pirata de nuevo, al lado de las casas de la liga hanseática. Y los comerciantes vienen de todo el mundo, a dejarse llevar por la compulsión consumista. En cinco idiomas sonrío, convenzo, doy a probar la mejor calidad de los productos de la tierra. Nunca creí saber tantos idiomas. Sobretodo se vende a los que vienen de más lejos. El exotismo se paga.

Pues en este mercado estamos todos. Sí, sí, todos. Los sicilianos que no tuvieron necesidad de emigrar a Estados Unidos representando aquí la Cosa Nostra, el profesor de ruso eminencia de la universidad de Torino, la chica de albacete que sale por la tele en “albaceteños por el mundo”. Más cerca aún: el chico de la plaza Mossén Clapés que va al casal de mi barrio, la chica de la calle de mi abuela que creció conmigo, la que estudia en mi universidad y está un año de erasmus aquí trabajando justo en mi mismo puesto, y conoce a todos los puñeteros amigos de la uni. Y rozando ya el surrealismo: también el señor Ríos Picazo, que es amigo de la infancia de mi abuela en Granada, primo mío segundo de una família que nunca conocí más que de oídas y en un pueblo en el que seguro que me siento como en casa más que en casa... cuánto salmón se llevó el hombre, que se hizo una foto conmigo y todo.

martes, 16 de junio de 2009

Esperando

Encaja las cosas, busca quién cuide de tus animales, límpialos, estudia para el último examen, lava la ropa, enmalétalo todo, limpia todo el piso, despídete de los más allegados, busca piso en otro país, cierra esos asuntos que te quedan pendientes para no llevarte quebraderos de cabeza, la última ducha, la última fiesta a lado de las maletas, emborráchate que vas a volar y no te gusta, imagínate que cuando llegues estará todo bien. Te amo, te amo, te amo. Sueña, sueña, sueña. Vive, vive, vive. Ya llega la hora de vivir los sueños.

Y mientras pasa todo eso, en el único rato libre, postea desde tu casa esperando.

miércoles, 3 de junio de 2009

Cambio de tema (monólogo)

Pues una vez besé a un chico que tenía un piercing en la lengua y me dijo que eso era como besar ciertas partes de una chica, que él se había enrollado con una chica que tenía el mismo piercing y que era muy parecido. Pero no sé, porque luego, en una etapa de mi vida diferente, besé a otro chico que tenía piercing y no era igual. La comparación es odiosa, lo sé, pero me mata la intriga de saber porqué esa diferencia. Debe de ser la posición que ponía el otro o algo, que seguro que lo hacía aposta. En realidad se me ocurren todavía peores observaciones y comentarios que hacer en la mesa de un restaurante, sobretodo si es con los amigos de mi novio el que no lleva piercing. Pero lo he pasado bastante peor por culpa de mis propias palabras otras veces, como ya os acordaréis, así que tampoco me tengáis en cuenta ahora estas cosas porque ya nos conocemos y tampoco lo encuentro taaaan desviado. Además, sería bueno ir dejando las hipocresías de lado, que sinó, ni se los puede llamar amigos de verdad, ni disfruta uno de la comida, ni nada de nada. Es más: Camarero!! ¿Sería tan amable de traer la carta de temas alternativos, por favor? Es que querría pedir otro tema que este tan clásico nos está sentando un poco mal. Muy amable.

PD: Hay que ver lo que se me ocurre por no ponerme a estudiar.