jueves, 30 de abril de 2009

Adiós

Nos despedimos cada día, por la mañana, por la noche, los fines de semana, el día de Sant Jordi, el siguiente, en la calle de nuestro barrio, en el centro, en mi casa, en un bar, delante de todos, a solas, mirando hacia delante, sin dejar de mirar atrás, sin avanzar, sin retroceder, siempre diciéndonos adiós para hablar de nuevo en unas horas, o en unos minutos, alargando un punto muerto, matándolo más aún.

Sin embargo, en el momento en que asumimos que vamos a estar en la vida de uno y del otro eternamente en otra forma y en otro color, cuando en lugar de adiós decimos "hasta pronto", es cuando golpea realmente la nostalgia y todo se vuelve un mar de desolación. Porque es un paso hacia delante más real que ninguno hasta ahora y empuja hacia la vida vacía de nosotros como un ser único.

Me apoyo en Lennin: para avanzar hay que dar un paso atrás y dos hacia delante. Y por eso sé que volveré a despedirme cada día, diciendo esta vez "hasta mañana".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

quien es nunca se va y lo único que espera es poder ir.

Microalgo dijo...

Eso añoran los siameses, sin embargo.