Cuando A quiere decir B y necesitas que te digan C, pero por alguna causa desconocida, parece que necesites D... Es probable que entonces te den D, con el mayor cariño y empatía, por supuesto. El problema se presenta con qué hacer con D, ¿Cómo lo cambiamos por C?
Siendo mujer parece fácil usar una técnica femenina básica, como la de atontamiento por escote: se engancha al sujeto con la vista en tu pecho (en casi cualquier momento) y en lugar de actuar como si no pasara nada, le clavas la mirada y sonríes de medio lado. El tipo completamente rojo empieza a tartamudear, babear y demás muestras de desconcierto y excitación. Es entonces cuando lentamente debes pronunciar: ccccccee
"¿C? Me encanta C. Es extraño que alguien sepa algo sobre C. Me encanta que tú en concreto sepas C. Qué mezcla tan curiosa y estimulante: una persona como tú y C. Estoy flipando."
Bien.... Ya tenemos C. Pero hemos perdido la estima por un compañero que parecía más íntegro. De hecho, C viniendo de una persona que se arrastra así ya no es tan C como antes, ya no quieres exactamente este C. Entonces buscas más:
"Pero tú al principio me habías dicho D, ¿No? ¿Qué te había llevado a creer eso?"
"Bueno, en realidad no pensé en una cosa ni en la otra, era por que al verte (el escote: omisión estratégica simple) creí que quizás podríamos hablar por ejemplo de D, pero C también está bien."
"Ah..."
"¿A? ¿También sabes de B? Qué pasada de tía."
Y luego nos quejamos de que no nos comunicamos bien.
2 comentarios:
joer.... que mierda que seamos tan obvios los hombres, se nos tiene en baja estima a menudo...
En realidad no es una opinión sobre los hombres, sino el vacío que provoca que ellos no consideren tu opinión.
Pero bueno, esto es al empezar, que se ve que estáis afectados por algún trastorno fisiológico. En un par de cafés se os pone al día rápido ;)
Publicar un comentario