
A veces siento que el destino es una especie de red de lino entretejida desde la eternidad y hacia ella. La gente simplemente lo acepta impasible, sumisa, inconsciente y pocas veces incluso feliz. Me siento un poco rara, intentando apartar los hilos, romperlos a mordiscos si hace falta, pero cambiando la dirección de ese destino que no me gusta nada en absoluto. Y cuando veo que la gente que hay en el sitio al que quiero llegar no lo valora, pierdo la fuerza con pensar lo sola que me voy a sentir si alguna vez lo alcanzo. A veces me enfado por eso... y otras no puedo dormir hasta que me resigno y dejo que pase el tiempo, a ver si es verdad eso de que pone a cada uno en su lugar.
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