domingo, 9 de agosto de 2009

Dejando de estar mareada

Sí, en este país los hombres marean: por su ansia de poseerte, de mostrarte como una medalla en su dignidad, porque se marcan el territorio entre los amigos y cuando ya te habla uno ya no te habla el otro para dejarle sitio galantemente al colega que se adelantó, por su capacidad de ponerte en situaciones embarazosas para que sigas su rollo y acabes dando un sí... Pues NO!!! He dicho que NO!!!

Y cuando hay alguien que no se comporta así, lo odian. Porque este sitio es demasiado pequeño socialmente para escoger a quién, cuándo y cómo. Obviamente, en este ambiente es más fácil dar un sí a quién no fuerza.

Pero aún y con estas, la pérdida del control es inevitable: Noruega, Rusia, Áustria, Alemania, Suécia, España, Holanda, Suiza, Italia, .... Bósnia, Cuba, Sudáfrica, Massachussets (US)!!! Todo está aquí, concentrado hasta resultar una Torre de Babel. Y marea,... mucho mucho.

Así las cosas, me pongo a pensar en la noche llena de estrellas que por fin ha llegado tan cerquita del polo, en los paisajes irresolubles que me hacen sentir pequeña, en mis algas y mis invertebrados, en las fiestas interminables en la montaña, en el fiordo, en las calles, en los tejados, en mi propio crecimiento en este sitio, en lo que sueño aquí y en lo que no puedo dejar de sentir porque soy así. Ahora también soy en inglés, en francés y en italiano. Pronto también seré así en alemán. Las endorfinas vuelven, y me hacen sentir mejor, mucho mucho mejor. Me olvido de todos esos países. Y de repente vienen las personas y mi propia persona en medio de todo este caos. Soy.

Y ya no hay caos.

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