En la fiesta había humo, como si fuera una noche londinense, pero dentro de un local. Y del humo emergían todo tipo de animales exóticos: chaperos, productores de discográficas, productores de pornografía, rockeros, chicas mayores y ojerosas que siguen siendo chicas porque en cierta manera viven de eso, uruguayos cocainómanos,.. un desfile infinito de saludos y de invitaciones a todo tipo de todas las cosas imaginables.
Como bióloga, me entretuve varias horas clasificándolos a todos según una sistemática evolutiva, encontrando antecesores comunes y observando las adaptaciones al ambiente. Imagino que ellos también hacían lo mismo a su manera, solo que con la mente llena de humo todo cuesta más de ver.
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