lunes, 8 de diciembre de 2008

Sigue rubia

Me acuesto con el pelo en mil rulitos, preparado para hacer ricitos rubios mañana, para que brille más dorado y mi novio esté más contento al presumir de mí. Pero al levantarme la sorpresa me deja helada: mi pelo es castaño!! No puede ser. Me miro bien al espejo y no hay duda, castaño con reflejos caoba tímido. El reflejo está bien, pero ... ¿Castaño? No me convence, así que bajo a la peluquería corriendo, porque no puede ser que me vean así. Cojo la cartera y miro el efectivo. Qué raro, si yo ayer tenía 100 euros que me dio mi novio por si necesitaba comprarme algo o coger un taxi... Bueno, voy a la caja a sacar más... con un sombrero. ¡Por favor!, qué bochorno en la caja: no hay dinero en la cuenta... Me he indignado, le he hablado mal al chico, porque seguro que no sabía trabajar y por eso no ha encontrado mi dinero. Cuando venga mi novio o mi padre ya se lo harán ver claro... Y encima viene el fontanero a arreglar el escape de la cisterna. No puedo con todo. Voy a llamarle para que no venga.


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